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por ejemplo, de conformismo. Es cuando la persona DI- CE que se conforma con poco, que es "bohemia", pero en verdad disfraza el hecho de que no se considera me- recedora de mayores cosas, no se siente capaz de al- canzarlas y por el miedo de fallar si lo intenta, las de- clara como desnecesarias. "No hago eso porque no es importante", declara, pero la verdad es que su actitud esconde el miedo de fallar. Casi todos nos sentimos inferiores en algo. Damos nues- tro poder a otros y es fácil debilitarnos por ello. Pero eso no nos da permiso para hacer lo opuesto y ensalzar nuestro orgullo y pisar a alguien más débil para así compensar esa falta de autoestima. Ni por encima, ni por debajo, porque al final de cuen- tas, HEMOS RECIBIDO DONES Y TALENTOS DE NUESTRO PADRE PARA USARLOS. En la humildad está el equili- brio, y es a este equilibrio hacia donde nos conduce el Ruaj del Hijo. Si nos rebajamos, estamos diciendo que el Padre no nos dio lo necesario. Para servir a otros hay que estar muy conscientes de que SOMOS HIJOS, NO SIERVOS, porque el hijo que sirve lo hace consciente- mente, por amor, mientras que el siervo que sirve lo hace por obligación, no por amor. Por eso sabemos que ES MUCHO MÁS BIENAVENTURADO DAR QUE RECIBIR. En la historia ha habido solamente una persona com- pletamente equilibrada. Él no se sintió inferior ni supe- rior. El Mashíaj fue la única persona en este mundo que pudo vivir en este punto central del equilibrio perfec- to. En Yahanan/Juan 8:14 dijo: "Yo sé de dónde he ve- nido, yo sé a dónde voy". Él era Elohim, pero no se ma- nifestó como superior, todo lo contrario: Existiendo en forma divina, él no consideró la usurpación de ser igual a Elohim; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallán- dose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte en el madero! Filipiyim 2:6-8 ¡Y NOSOTROS HOY TENEMOS SU RUAJ DENTRO NUES- TRO! Por eso somos animados a desarrollarlo en noso- tros, permitiendo que el Ruaj haKodesh nos guíe en es- te camino, "hasta que todos lleguemos a la unidad que implica la confianza y el conocer al Hijo de YAHWEH con toda condición de hombre, a los niveles de madu- rez puestos por la perfección del Mashíaj" (Efesi- yim/Efesios 4:13). Esa debe ser nuestra meta, "hasta la medida de la estatura plena del Mashíaj". Nosotros siempre nos encontramos debajo de la línea cero; siempre nos sentimos inferiores a otras personas en algún grado, pero por la gracia del Ruaj que mora en nosotros, lograremos elevar nuestro ruaj humano al ni- vel que le corresponde: NI MÁS, NI MENOS, porque si comprendemos que más es malo (enorgullecerse como los fariseos) deberemos comprender que menos tam- bién lo es, porque desprecia los dones recibidos y la promesa de nuestra herencia. ¿Cómo nos comportamos cuando tenemos sentimientos de inferioridad o superioridad? ¿Cuáles son los meca- 44 nismos que usamos para defendernos de la descompen- sación? Los siguientes síntomas nos dan unas pautas: 1. Aislarse Algunas personas construyen un muro a su alrededor (síndrome de The Wall), creyendo que encerrándose dentro de él a estarán protegidas. Es como construirse una cáscara, como la armadura del cangrejo en la cual se refugia de forma instantánea cuando se siente ata- cado. Estas personas creen que el problema está en los demás, no en ellas mismas. Aquí vemos la dualidad del complejo inferioridad/superioridad, porque se sienten superiores (ellas no son el problema) y se separan de los demás que son inferiores (los otros siempre causan daño, traen problemas). La actitud de "ojos que no ven, corazón que no siente" simplemente entierra el problema para no verlo, como un avestruz entierra su cabeza creyendo que así el mundo no lo ve. 2. Tratar De Llamar La Atención La contraparte de aislarse es tratar por todos los me- dios de ser el centro de atención. Mientras todo gira a nuestro alrededor, sentimos que al menos tenemos algo de valor. Es por eso que algunos tratan de llamar la atención, para elevar su sentido de valor propio, puede que haciendo valer sus logros personales (trabajo, títu- lo, estudios, carrera artística, etc.) o sus dones natura- les (buena voz, aptitudes artísticas, belleza personal, juventud, fuerza, etc. e inclusive las negativas, como enfermedades o deficiencias, porque también se puede llamar la atención apelando a un sentimiento de "pie- dad" por necesidades físicas). Estas personas están constantemente tratando de llamar la atención sobre sí mismas porque su sentido del valor NO ESTÁ DENTRO DE ELLAS. Dependen constantemente de la aprobación de los demás (tanto en forma de elogios como en forma de obediencia, pueden expresarse como adoración idolátrica o como poder). 3. Ser Demasiado Susceptible El que se siente inferior es normalmente demasiado susceptible a todo, es hipersensible: no resiste la críti- ca, su actitud instantánea es de rechazo y ataque hacia quien le critica, porque realmente se siente amenazado en su interior. En el fondo siente que todo el mundo es superior a él, por lo que cuando lo critican se siente aun más in