Serie "Cuerpo, Alma y Ruaj" Serie Cuerpo, Alma y Ruaj | Page 29

pezar a cada momento, pero también podemos levantarnos y continuar avanzando, reconociendo las tentativas de nuestra carne y sometiéndolas al Ruaj.
Si tenemos pegadas a nuestra vida muchas costumbres mundanas, entonces aun somos, sin duda alguna, de la carne. No discutamos sobre si nos llamamos espirituales o carnales. Si no estamos gobernados por el Ruaj haKodesh, ¿ qué provecho sacaremos de la simple calificación de espirituales? Al fin y al cabo esto es un asunto de vida, no de títulos.
Las Obras De La Carne
Se pueden clasificar las necesidades del cuerpo humano en tres categorías: nutrición, reproducción y protección. Antes de la caída del hombre éstas eran cosas satisfechas, el hombre no tenía que hacer nada para satisfacerlas, ni siquiera trabajar( justamente esta fue una parte del castigo, trabajar con el sudor de la frente para producir lo necesario para el auto-sustento). Sólo después que el hombre cayó en el pecado estas cosas " aparecieron " como necesidades que deberían ser resueltas por el hombre( ya que había rechazado que Elohim mismo se ocupara de todo). Así, estas necesidades pasaron a ser " armas " en las manos del enemigo, ya que por medio de ellas puede presionar( por ejemplo, en el caso de la nutrición, hambre) o seducir( gula).
La primera tentación del hombre está en este campo de la comida. De la misma manera que la fruta del conocimiento del bien y del mal tentó a Javá, hoy en día el beber y los banquetes se han convertido en un pecado de la carne. No tratemos con ligereza este asunto de la comida, porque muchos creyentes carnales han tropezado en ese punto. Los creyentes carnales de Corinto hacían tropezar a sus hermanos precisamente en este asunto de la comida. Por eso a todos los que tenían que ser ancianos y diáconos en aquel entonces se les exigía que hubiesen superado este punto( Timotio Alef / 1 Timoteo 3:3, 8). Sólo la persona espiritual comprende la inutilidad de dedicarse a comer y a beber. " Por tanto si comen o beben, o hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Elohim "( Qorintiyim Alef / 1 Corintios 10:31). Pero así como la comida puede ser una seducción, también su falta puede ser una presión, y por hambre muchos también pecan( robar, por ejemplo).
Segundo, la reproducción. Después de la caída del hombre la reproducción se convirtió en deseo carnal o concupiscencia, mientras que su contraparte derivó en ascetismo( la represión por completo de todo impulso sexual, cuando en su justa medida y dentro del matrimonio es algo natural y no pecaminoso. " Prohibirán casarse..." 1 Timoteo 4.3). Las Escrituras relacionan de una manera especial la concupiscencia con la carne. Shaúl pone juntas estas dos cosas en su primera carta a los Corintios( 6:13,15) y relaciona claramente la embriaguez con la maldad( pasukim 9-10).
Tercero, la protección. Cuando el pecado ha conseguido el control, el cuerpo manifiesta su fuerza en la defensa propia. Su contraparte es la opresión, la represión, violencia, esclavitud. El cuerpo se resiste a todo lo que pueda interferir en su bienestar y su placer, y reclama su derecho como " defensa propia ", o bien pasa a la acción directa por la fuerza y se manifiesta como ataque para conquistar( que puede ser poder, dinero, situación social, fama, etc).
Un análisis de todos los pecados del mundo mostrará que cada uno de ellos está relacionado con estas tres categorías. Un creyente carnal es aquel que está dominado por uno, dos o los tres puntos en cuestión. Así como no sorprende a nadie que una parte del mundo esté dominada por el pecado de su cuerpo, debería considerarse como algo muy anormal que un creyente nacido de lo alto permanezca mucho tiempo en la carne, fracase en someter el poder del pecado y viva una vida de altibajos. Un creyente debería permitir al Ruaj haKodesh que examinase su corazón y que le instruyese sobre lo que está prohibido por la ley del Ruaj haKodesh, sobre lo que le impide adquirir moderación y autocontrol y sobre lo que le domina y le priva de libertad en su ruaj para servir a Elohim libremente. No podrá emprender una plena vida espiritual mientras esos pecados no sean eliminados.
Los pecados de la carne
La carne tiene muchas salidas. Hemos aprendido que es hostil a Elohim y no puede agradarle de ningún modo. Sin embargo, ni el creyente ni el pecador pueden valorar genuinamente la absoluta inutilidad, perversidad y contaminación de la carne de la manera que lo ve Elohim, si no se lo muestra el Ruaj haKodesh. Sólo cuando Elohim por su Ruaj ha revelado al hombre la verdadera condición de la carne tal como Elohim la ve podrá el hombre enfrentarse con su carne.
Las manifestaciones de la carne son bien conocidas. Si un hombre es riguroso consigo mismo y se niega a seguir, como acostumbraba, " los deseos del cuerpo y de la mente "( Efesiyim 2:3), se dará cuenta con facilidad de lo sucias que son estas manifestaciones. La carta de Shaúl a los GalutYah / Gálatas da una lista de estos pecados de la carne para que nadie se pueda confundir:
" Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Elohim " Galut- Yah / Gálatas 5:19-21
En esta enumeración el apóstol afirma que " las obras de la carne son evidentes ". Todo aquel que esté dispuesto a comprenderlo las reconocerá sin dudar. Para descubrir si alguien es de la carne, sólo tiene que preguntarse si está haciendo alguna de estas obras de la carne. Claro está que no hay que hacer todas las de la lista para ser carnal. Simplemente con que haga alguna de ellas basta para afirmar sin lugar a dudas que es carnal, porque ¿ cómo podría hacer alguna de ellas si la carne ya hubiese renunciado a su dominio? La presencia
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