Serie "Cuerpo, Alma y Ruaj" Serie Cuerpo, Alma y Ruaj | Page 16

Cómo comenzar a andar en el ruaj Romaniyim/Romanos 6 establece el fundamento de la liberación del pecado para el creyente. Esta liberación Elohim la proporciona a todo creyente; TODOS PUEDEN (Y DEBEN) ENTRAR EN ELLA. Además, debe quedar per- fectamente claro que esta liberación del poder del pe- cado puede ser experimentada en el mismo momento que un pecador acepta a Adón Yahshua como Salvador y nace de nuevo. Ahora no estamos hablando de SER SALVOS, como mencionamos arriba. ESTAMOS HABLAN- DO ACERCA DE PONER EN PRÁCTICA ESTA NUEVA LIBER- TAD QUE HEMOS RECIBIDO. Y esto podemos hacerlo desde el primer momento en que creímos. No necesi- tamos esperar a ser creyentes de años y haber sufrido multitud de derrotas antes que podamos ejercer nues- tro derecho de dominio sobre el pecado. Sin embargo, necesitamos aprender a reconocer ciertos elementos que aparecerán dentro nuestro cuando intentemos ex- perimentar que hemos sido efectivamente liberados del pecado, o corremos el riesgo de desilusionarnos y creer que no hemos sido salvos, algo que sucede con muchos creyentes. Hay que poner énfasis en que el ser librado del poder del pecado significa meramente que "nuestro cuerpo" ha sido liberado. (Naturalmente, nuestra redención perfecta, que también incluye la liberación de la pre- sencia misma de la fuente del pecado, se halla todavía en el futuro). Pero la vida del alma, sobre la cual nos apoyamos, no ha sido tratada todavía. PERO POR ENCI- MA DEL CUERPO DEL PECADO SE HALLA EL ALMA NATU- RAL, QUE REQUIERE SER TRATADA LO MISMO QUE EL CUERPO. El cuerpo puede estar "marchito", pero el alma sigue en actividad plena. Puede expresarse en muchas maneras diferentes, pero, de modo invariable, se centra en el yo. Los creyentes que viven en el alma se inclinan o bien hacia la voluntad, a la mente o a la emoción. Pue- den incluso cambiar en sus inclinaciones.   El capítulo 6 de Romanos empieza con una llamada a recordar, no a anticipar. Dirige nuestra atención al PA- SADO, a lo que YA ES NUESTRO. Y sabemos que nuestro viejo hombre quedó ejecutado en el madero con él, para que se destruya el cuerpo pecador, para que ya no seamos esclavos del pecado. Romaniyim 6:6 En este pasuk hallamos tres elementos principales: 1) "pecado" (singular en número); 2) "viejo hombre"; y 3) "cuerpo pecador" (el cuerpo del pecado). EL VIEJO HOMBRE REPRESENTA LA SUMA TOTAL DE TO- DO LO QUE HEREDAMOS DE ADAM. Nosotros pecamos porque este viejo hombre ama el pecado. En cuanto al cuerpo del pecado, se refiere al cuerpo con el cual el pecado toma una manifestación física, visible y activa. Esta parte corporal del hombre ha pasado a ser un ac- tor o títere de todo nuestro pecar. Es llamado el cuer- po del pecado porque está sometido al poder del peca- do, cargado plenamente con los deseos carnales. Y es por medio de este cuerpo que el pecado consigue ex- presarse, pues de otro modo sería un poder invisible. Para recapitular, el pecado es el poder, la fuerza que nos arrastra a pecar. El viejo hombre lo que heredamos de Adam, y el cuerpo de pecado es el elemento corpo- ral que usamos para manifestar el pecado. Elohim sabe bien que el cuerpo es la esfera especial de la operación del pecado. El propósito de crucificar al viejo hombre es dejar en libertad al cuerpo del domi- nio del pecado. Habiendo sido crucificado con el viejo hombre, como su socio del pecado, y con el nuevo hombre ocupando su lugar, el poder del pecado sobre el cuerpo está quebrantado, porque sin la cooperación del viejo hombre el pecado no puede usar directamen- te al cuerpo. 16  Los que están dispuestos hacia la voluntad van a andar conforme a su propio deleite y rehu- sarán hacer la voluntad de Elohim. Los que son propensos hacia el intelecto o mente van a ordenar su camino en conformidad con su sabiduría y prescindirán de recibir con quietud la guía del Ruaj haKodesh en su intui- ción. En tanto que los que por disposición natural se inclinan a la emoción van a buscar placeres que satisfagan sus sentimientos. Cualquiera que sea la inclinación, cada uno verá su tendencia como la vida suprema. No importa la direc- ción de la inclinación, una cosa hay en común en todas estas personas: TODAS VIVEN EN SÍ MISMAS EN LO QUE DE MODO NATURAL POSEÍAN ANTES DE CREER EN YAH- WEH: sea talento, destreza, elocuencia, sagacidad, atractivo, celo o lo que sea. En principio, la vida del alma es fuerza natural; por tanto, si el creyente desea vivir en la práctica la muerte del cuerpo de pecado y su liberación del poder del pecado, DEBE SOMETER AL AL- MA, NEGARSE A SÍ MISMO (EL ALMA). En la vida práctica esto requiere que todos los días recomencemos, una y otra vez, ya que el creyente tropezará muchas veces, sobre todo en los comienzos, aunque irá adquiriendo práctica y firmeza a medida que persevere en cargar su madero. Cada vez que niegue su yo, eligiendo las cosas del Ruaj por encima de los deseos de su alma, estará ganando una batalla contra sí mismo, haciendo crecer su ruaj. De esta manera, al hacer crecer al r