SBS 2018 Subsidio Semana Buen Samaritano 2018 | Page 18
es más importante en la Biblia de lo que a veces se piensa. Y cinco son las
objeciones de Moisés, en su intento de eludir la misión que Dios le encomienda.
Usa argumentos muy distintos: lo descomunal de la tarea, su ignorancia teológica,
el temor de que no le hagan caso, su falta de cualidades, para terminar
presentando su dimisión. Es el relato más elaborado en toda la Biblia sobre la
resistencia del hombre a aceptar una misión divina.
Pero Dios no desiste de su empeño. Con esto comenzará una nueva etapa en la
vida de Moisés. Al despedirse de su suegro, pronuncia unas curiosas palabras que
provocan la sonrisa del lector: “Voy a volver a Egipto, a ver si mis hermanos viven
todavía” (Éx 4,18). Como si, inconscientemente, deseara su muerte para no tener
que realizar su misión.
Vuelto a Egipto, el éxito inicial ante el pueblo (Éx 4,30-31) se verá ensombrecido
por el primer fracaso ante el faraón (Éx 5,1-3) y los reproches de los mismos
capataces israelitas (Éx 5,20-21). Siguen momentos parecidos, en los que llega a
quejarse a Dios, hasta que empieza la gran confrontación con el rey. Dos detalles
subrayan los textos bíblicos: la paciencia de Moisés, que siempre da una
oportunidad nueva e intercede por el faraón (Éx 8,5-10; 8,25-27; 9,29; 10,18), junto
con la firmeza de su postura, que no hace las menores concesiones en lo esencial:
es todo el pueblo, hombres, mujeres y niños, junto con el ganado, los que tienen
que salir de Egipto (Éx 8,21-25; 10,9; 10,25-26).
Por último, conviene destacar su reacción ante las durísimas palabras del pueblo
cuando éste se ve entre el mar y el ejército del faraón (Éx 14,10-12). Igual que en
las ocasiones anteriores, no formula el menor reproche ni se da por ofendido. Sólo
pronuncia palabras de aliento y confianza (Éx 14,13). Esta actitud cambiará en
momentos posteriores.
Igual que los quince primeros capítulos del éxodo nos trazan la figura del déspota,
también presentan la imagen del libertador humano. Su preocupación inicial por los
que padecen injusticias, su temor a llevar a cabo tarea tan difícil, sus negociaciones
pacientes y firmes en busca de solución. Aquí sí tenemos lo que se conoce como
“espejo de príncipes”.
Dios
El protagonista más importante es el último en ocupar la escena. En Éx 1 aparece
de forma muy secundaria, favoreciendo a las parteras por su buena conducta
(Éx 1,20). Pero no parece enterado de la opresión inicial del pueblo. Es en Éx 2,
cuando los hijos de Israel claman desde su dura esclavitud, cuando se dice que
“Dios escuchó sus quejas y se acordó de la alianza que había hecho con Abrahán,
Isaac y Jacob. Dios vio la situación de los hijos de Israel y la tuvo en cuenta”
(Éx 2,24-25).
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