-¿El señor Izquierdo es el donador?
-No -contestó papá con ojos brillantes
-¿Entonces? ¿Alguno de nosotros?
Los observé asombrado. ¿Podía ser posible?
Recordé palabras de la carta que mi padre me habla escrito:
“Los hermanos crecen juntos; no son rivales. Tienen la misma
sangre, el mismo origen. Se formaron en el mismo vientre. Fueron
besados, abrazados y amamantados por la misma madre.” Era
lógico. La única persona que podía salvarle la vida a mi hermano
era...
-¿Yo?
Asintieron con la cabeza muy despacio.
-¿Qué piensas?
Se me hizo un nudo en la garganta.
-¡Me... da... mucho gusto! Si en mi cuerpo hay la sustancia que
puede ayudara Riky, quiero dársela ya.
Papá comentó:
-Los planes son internarte esta misma tarde para que mañana,
a primera hora, se realice el procedimiento. ¿Estás de acuerdo?
-¡Por supuesto! Las clases van a terminar pronto. Pasen por mí
al rato y vayamos al hospital.
Por favor; revisa la guía de estudio en la pagina 170, antes
de continuar la lectura del siguiente capítulo.
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