SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 97

El hombre se rascó la cabeza y asintió. -Te creo, Felipe. Tu carta es muy convincente. Voy a investigar a esos dos chicos y, cuando tenga pruebas suficientes, será a ellos a quienes expulse de la escuela. Mis padres y yo salimos de la oficina. -Estoy muy orgullosa -me dijo mamá -. Observé algo que nunca había visto en ti, Felipe: Una combinación de humildad y decisión. No trataste de imponer tus ideas con arrogancia, pero tampoco suplicaste ni pediste misericordia. Siempre te mostraste dócil y, a la vez, seguro de ti mismo. Eso se llama equilibrio. Te felicito. Estoy impresionada. -Gracias, mamá –contesté -. últimamente he aprendido muchas cosas. Llegamos a la puerta del colegio. -Antes de que regreses a tu salón de clases -dijo papá -, tenemos que darte una noticia... -se puso en cuclillas frente a mí -. Los médicos hicieron más de cien pruebas con diferentes personas y buscaron en un banco de datos que existe en América y... -¿Qué crees? -lo interrumpió mamá emocionada. -¿Encontraron al donador de médula ósea? -Sí... -¿De veras? -di un brinco de alegría -. ¿Y cuándo llega? ¿En qué país vive? ¿Tendremos que ir por él? -Bueno. Hubo algunas confusiones en los primeros exámenes que se hicieron. Arrojaron resultados contradictorios. Tuvieron que repetirse y recibimos una gran sorpresa... -No lo vas a creer -comentó mi madre sonriente. Una mezcla de alegría y miedo me paralizó. 97