SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 89

Me fui al rincón. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos de manera abundante. Había una señora sentada en el sillón de la sala de espera. Le di la espalda y agaché la cara. La mujer me miraba de forma insistente. Podía sentir sus ojos clavados en mi nuca. Me incomodó su presencia. Era lógico que sintiera curiosidad por mi dolor, pero también resultaba una descortesía de su parte entrometerse. No lo soporté más y me volví para verla. Me quedé sorprendido. Sentí un mareo. El corazón me latió con fuerza. Dejé de llorar y me limpié la cara... No era una señora. Era una joven hermosa, vestida de blanco que emitía un fuerte aroma a perfume de flores. desde el asiento delantero. Por favor; revisa la guía de estudio en la pagina 169, antes de continuar la lectura del siguiente capítulo. 89