SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 90

18. Un campeón sabe pedir ayuda a tiempo -Hola -me dijo. -¡Ivi! Caminé hacia ella, pero no la toqué. Sentí como si estuviera rodeada de un fuerte campo de energía magnética. -Te he buscado por todos lados -le dije -. ¿Dónde has estado? El conserje no te conoce. ¡Nadie te ha visto nunca! ¿Por qué vienes otra vez? -Siéntate, Felipe. Necesitamos hablar. Obedecí. Me limpié las lágrimas y la observé con cuidado. Era, en verdad, una joven hermosa. Tenía el cabello ligeramente húmedo y la piel sonrosada, como si acabara de salir de la ducha. No era un sueño. ¡Ella estaba allí! ¡Frente a mí! Una fuerte emoción me invadió. Le pregunté: -¿Vas a aparecer cada vez que esté en problemas? Sonrió antes de decirme: -Siempre habrá seres como yo cerca de ti, aunque no los veas. Mi corazón comenzó a latir a toda velocidad. -¿Seres... co... como tú? Asintió. Tenía la hermosa cara de una joven princesa salida de los cuentos de hadas. -Mi trabajo –continuó -, es organizar y dirigir a los custodios de los niños, pero cada determinado número de años se me permite manifestarme a un pequeño. 90