SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 81

mi marido y disparó. La pisto la no tenía balas, pero oímos el ruido del gatillo. Fue un susto terrible. A mi esposo comenzó a dolerle el pecho de inmediato. El ladrón se subió a su carro con nuestras cosas. ¡Iba riéndose! -¿Había más personas en el auto? -Si. Una -y agregó después -: creo... El policía volteó alrededor y se dirigió a los que estábamos cerca. -¿Quién de ustedes sabe algo que pueda ayudamos? Las manos me sudaban por el nerviosismo. -¡Yo! -dije con voz fuerte. Todos voltearon a verme. El policía me reconoció. -¡Felipe! ¿Sabes qué ocurrió? -Sí. Venía caminando detrás. Vi el coche que dio la vuelta en esa esquina. Sé quiénes asaltaron a los señores y cómo localizarlos. -¿Estás seguro? -¡Absolutamente! Esa tarde, di todos los datos a la policía. -Debes quedarte en tu casa -me advirtieron -. Vamos a detener a las personas que señalaste como responsables del robo y luego vendremos por ti para que nos acompañes a identificarlas. La anciana y tú tienen que declarar. Me encerré en mi cuarto lleno de temor. 81