SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 6

próxima semana, no saldrás a la calle, ni verás la televisión. Trabajarás duro, ya te diré en qué. -¡Papá! –protesté -. Mi hermano tuvo la culpa. Él siempre... -¡No sigas! -estaba de verdad enfadado; después de varios segundos continuó -: Te has vuelto muy envidioso. No juegas con Riky ni le prestas tus juguetes; cuando puedes lo molestas y le gritas, ¿crees que no me doy cuenta? Abusas de él porque tienes doce años y él ocho, pero tu envidia es como un veneno que está matando el amor entre ustedes. Vas a reflexionar sobre eso y acatarás lo que te ordene, sin rezongar. Esa tarde, papá compró una cubeta de pintura y dos brochas. -Pintarás la mitad de nuestra casa -me dijo -. La fachada de la planta baja. Y lo harás con cuidado, no quiero que manches el suelo o las ventanas. Cuando te canses de pintar, entrarás a tu habitación y harás ejercicios de matemáticas. En cuanto me quedé solo, busqué a mamá para protestar: -¡Es injusto! –alegué -. Convence a mi papá de que me levante el castigo. Por favor.. ¡No quiero estar encerrado durante la última semana de vacaciones! -Lo siento, Felipe –contestó -, pero él tiene razón. Cometiste una falta muy grave. Harás todo lo que te or