de la azotea. No valgo nada. No sobre salgo en los deportes. Tengo
miedo de que mis compañeros me golpeen. Casi nunca obtengo
buenas calificaciones. Todos saben más que yo. ¡Quisiera morirme!
-¿Qué dices? ¡Me asustas, Felipe! Nunca te había oído hablar
así.
-Papá, no me conoces bien. No sabes lo tonto y lo malo que
soy.
Mi padre se separó unos segundos para contemplarme.
-Siéntate en la cama, por favor.
Obedecí.
-Pensé que tu cuerpo estaba lastimado -me dijo -. Pero tienes
mucho más lastimado el corazón...
Por favor; revisa la guía de estudio en la pagina 160, antes
de continuar la lectura del siguiente capítulo.
34