SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 119

Las luces del edificio estaban apagadas. Los vidrios de la fachada rotos; la puerta principal caída y desvencijada... El edificio se hallaba abandonado y en ruinas. No vivía nadie adentro... tampoco era posible que se hubiese encendido ninguna luz en su interior ni que hubiera salido nadie de ahí. Miré hacia delante. lvi, la jefa de todos esos ángeles, el arcángel de los niños, había avanzado hasta la esquina, donde la esperaban algunos de sus guerreros. Me dijo adiós con una mano antes de dar la vuelta. Fue la última vez que la vi. Por favor; revisa la guía de estudio en la pagina 173, antes de continuar la lectura del siguiente capítulo. 119