Repentinamente los malhechores dieron media vuelta y
echaron a correr de regreso a sus coches. Trataron de arrancar el
auto chocado, pero no lo lograron; miraban de forma alternante
hacia donde yo me encontraba.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿A qué le tenían tanto miedo? Miré
alrededor. Del edificio salían cada vez más hombres. Los últimos
eran exageradamente robustos... Me froté los ojos. Tragué saliva
impresionado. ¡Los tipos llegaban a la calle y caminaban en
dirección de los delincuentes, como enormes guardaespaldas
furiosos, dispuestos a luchar a muerte por defendemos a mi madre
y a mí!
-¡Dios mío! –murmuré -. ¿Qué es esto?
Entonces recordé una de las tarjetas de Ivi que había leído:
Los ángeles conocen la naturaleza humana mejor que las personas. Piensan,
sienten, tienen voluntad y emociones. Pueden hacerse visibles cuando es
necesario.
Los ángeles son criaturas poderosas y sabias, pero hechas de diferente sustancia.
Cuando un niño muere, no se vuelve ángel. Su alma sigue siendo humana. En los
planes eternos, los seres humanos serán