SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 115

23. Un campeón es siempre niño en su corazón La calle estaba en silencio. Había un edificio viejo a nuestro lado. -¿Qué quieren? -les pregunté a los cuatro sujetos que caminaban hacia mí. Siguieron avanzando. -¡No nos hagan nada! –supliqué -. Por favor. Mi mamá está herida. Tuve el impulso de correr, pero no podía abandonar a mi madre adentro del carro. Sentí pánico. En ese instante, oí ruidos. En las ventanas del edificio se habían encendido algunas luces. -¡Auxilio! –exclamé -, ¡tuvimos un accidente! ¡Mi madre está adentro del coche todavía! Casi de inmediato, la puerta principal de la construcción se abrió. Salieron varias personas que habían oído el estruendoso ruido del accidente. Me quedé quieto. Los malvados que mostraban sus armas amenazadoramente, se detuvieron. Después caminaron un poco más y volvieron a detenerse. Miraban hacia el frente con extrañeza. Del edificio seguían saliendo personas. Rodeaban el carro donde se encontraba mi madre. Se escuchaban comentarios y exclamaciones. 115