SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 114

Mamá lloraba y emitía gritos de desesperación. -¿Te duele algo? -Me preguntó. -No –contesté -. ¿Ya ti? -Tampoco... i Ay! De inmediato supe que si le dolía algo. Aunque trataba de hacerse la fuerte, se había lastimado. -Ahí está la avenida principal... --dijo entre gemidos -. Si corremos, tal vez lleguemos a ella antes de que nos alcancen. Me quité el cinturón de seguridad y quise abrir mi portezuela. Estaba atorada. Mamá también se quitó el cinturón. El parabrisas, hecho añicos, se sostenía en el marco. Le di una patada, y se desquebrajó hacia delante. Salí a gatas. Mi madre intentó seguirme. Emitió un grito de dolor y se detuvo. No podía moverse. Me paré junto al carro volcado. Las llantas hacia arriba aún daban vueltas. Vi a lo lejos. Los dos automóviles de los rufianes permanecían en el mismo sito. De pronto, observé la figura de los cuatro hombres arma dos que se acercaban hacia mí. Dos de ellos traían pistola; los otros dos un bat de béisbol Por favor; revisa la guía de estudio en la pagina 173, antes de continuar la lectura del siguiente capítulo. 114