la vía rápida dando vuelta en una calle desconocida y detuvo el
coche para esconderlo detrás de los edificios.
Guardamos la respiración. Pasaron varios segundos. Parecía
que habíamos logrado engañarlos, cuando de repente, los dos
automóviles aparecieron dando vuelta justo detrás de nosotros.
Mamá volvió a acelerar. La calle era oscura y solitaria. Esquivó un
bache moviendo el volante con violencia. Mi cabeza chocó contra el
vidrio lateral. No me quejé.
-Apresúrate -le dije -, ¡ahí vienen!
Miró nuevamente por el retrovisor.
-¡No debí salirme de la avenida principal! -se lamentó -, ¿ahora
qué hago?
-¡Regresa! ¡Pidamos ayuda! Volvamos al hospital.
Mi madre dio la vuelta en otra esquina con la esperanza de
entrar a la vía rápida, pero no hab