Yo lo iba a visitar todas las tardes, después del entrenamiento
deportivo. Al oscurecer, uno de mis padres se quedaba con Riky y
el otro iba a la casa conmigo.
Aquella noche, le tocó a papá permanecer en el hospital. Mamá
y yo subimos al auto y transitamos por la avenida principal.
Ella me preguntó:
-¿Cómo van las cosas en la escuela?
-Mejor –contesté -. A Lobelo y a su amigo les dieron una
advertencia por escrito: si son sorprendidos en otra travesura, los
expulsarán para siempre del colegio.
-¿Y ya no te molestan?
Tosí un poco.
-No, pero me miran muy feo. Cuando los encuentro siento
vibraciones negativas. Creo que pronto inventará algo para
vengarse de mí
-Mmh... -disminuyó la velocidad del automóvil y volvió a
comentar -: El señor Izquierdo también prometió hacemos daño, ¿te
acuerdas?
-Sí –respondí -. En la comisaría estaba muy enojado porque lo
acusé del robo. Dijo que éramos una familia de ingratos y que nos
íbamos a arrepentir...
La miré de perfil; su cara se había puesto tensa.
-¿Qué pasa, mamá?, ¿por qué preguntas eso?, ¿por qué vas
manejando tan despacio?
-No estoy segura, pero...
Orilló el coche y se detuvo por completo, mirando el espejo
retrovisor.
-¿Pero?
110