SAN PABLO DE LA CRUZ "MAESTRO DE LA MUERTE MISTICA" Padre Antonio Maria Artola | Page 28

aniquilado que no pueda revivir como los brotes de un árbol cortado para 2. Morir del todo a sí mismo y vivir solo para Dios ser injertado. Este tipo de muerte es lo que podemos llamar la muerte ascética, y consiste en el esfuerzo por ir dando muerte continua a los La Muerte Mística por la negociación del propio querer, tiene, según el fundador de los Pasionistas, diversas etapas. El primer momento está conatos de revivir, propios del hombre viejo. señalado por una disposición espiritual preparatoria y consiste en un fuerte Otra manera de muerte de Cristo es la muerte apostólica. De ella habla el apóstol cuando dice: llevamos siempre en nuestros cuerpos por anhelo de conocer y aceptar las misteriosas disposiciones divinas. todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Cristo se llegar a la Muerte Mística el siguiente expresivo anhelo: correr en fe a manifieste en vosotros (2 Cor 4, 11). Se trata de los sufrimientos de la vida ciegas con toda indiferencia como ciervo sediento, a la fuente de las divinas disposiciones, con un abandono tal en Vos, dejándome apostólica, que son como una prolongación doliente del morir de Jesús. Y es esta muerte de la vida apostólica la que procura la vida a los que oyen la predicación y creen en el mensaje de vida que en ella se les ofrece. Otra forma de reproducir la muerte de Cristo es la muerte martirial. De ella habla san Pablo en el texto arriba citado de Fil 3, 10. Mas explícitamente la menciona cuando expresa su anhelo de ser derramado Por eso, en la introducción misma del escrito pone el alma ganosa de guiar como Vos queréis, no buscándome a mí misma, sino únicamente que Dios se complazca a sí mismo (MM, Exordio). El ideal de un pleno cumplimiento del divino querer descubre al alma en ese conflicto de voluntades (el querer propio del querer de Dios), en liberación (2 Tim. 4, 6) y en Fil 1, 10 cuando habla de glorificar a tiene que querer el absoluto querer divino, disminuyendo y decreciendo las propias iniciativas y los propios quereres humanos. De ahí la necesidad Cristo con su muerte. de reducirse a la nada, anonadarse, de estar dispuesto a aceptar la muerte También la muerte normal que pone fin a la existencia humana es del propio querer. Con el cumplimento de su voluntad me anonadaré a mí reproduciendo la muerte de Cristo. Razón por la cual san Pablo habla de la muerte del cristiano como un morir en Cristo (1 Tes 4, 14). misma, admirando cómo quiere Dios recibir semejante mínima complacencia de una miserable criatura, llena de defectos y pecados, y Indiquemos, por fin, otra muerte que podemos llamar sicológica, o que con este motivo me humillaré siempre dentro de mí misma, muerte del propio yo y tiene lugar cuando el alma opta por someterse de tal manera al querer de Dios o de Cristo, que ya no tiene querer propio. estimándome como soy, y tendré un concepto altísimo de Dios (MM, Es la muerte de la voluntad propia. Comenzaremos por esta última muerte el comentario de la doctrina paulicruciana sobre la Muerte Mística24 Exordio). Este anonadamiento seguirá siendo, desde este momento, un deseo habitual, una como constante disposición espiritual. No me moveré en absoluto de mi nada si no soy movida por Dios, primer principio y último fin y no me alzaré entonces más de lo que Dios quiere, a fin de no Del texto de la Muerte Mística se hizo una primera edición en Bilbao el año 1976: Morte Mistica, ovvero, olocauto del puro spirito di un´anima religiosa. Se reeditó en LA VIDA. SOBRENATURAL, 48 (1978), 308-312; 455-459. En las páginas siguientes de las siglas MM se refieren a las primeras del tratado, es decir, Muerte Mística, el número que le sigue indica el párrafo correspondiente. 59 60 24