SAN PABLO DE LA CRUZ "MAESTRO DE LA MUERTE MISTICA" Padre Antonio Maria Artola | Page 15
XVI.- Tendré caridad con todas y en particular con aquellas hacia las
pasiones y voluntad. Quiero morir así en la Cruz con aquella santa Muerte
que sintiera alguna antipatía: con las defectuosas, impacientes, soberbias, y
me diré: Señor, he aquí mi santo ejercicio para ser santa. Esta es
de Jesús, con la que mueren en el Calvario con el Esposo de las Almas
enamoradas, y mueren con una muerte más dolorosa que la del cuerpo, para
ganancia, he aquí mi paz: vencerme a mí misma, devolviendo bien por
resucitar después con Jesús triunfante en el Cielo.
mal, amor por odio, humildad por desprecio, y paciencia por impaciencia.
Dichosa de mí, si practico esta santa Muerte. La bendeciré en mi última
hora con gran consolación mía.
El que está muerto no se resiente. Así quiero hacer yo. Cuanta más
caridad hacia el prójimo tanta más la tendrá Jesús conmigo: aquí no yerro.
La caridad roba el corazón de Jesús, con ésta puedo ser una gran santa.
¡Sí, quiero serlo. Sí, quiero morir para morir a mí misma!
XVII.- No sentiré ninguna compasión de mí misma, siendo lo conveniente
para el estado de una persona penitente que quiere ganar el Cielo a base de
Jesús esté siempre conmigo.
Jesús, sea mi última palabra vuestro Nombre.
Jesús, mi último aliento sea vuestro Amor. Amén.
Fin.
esfuerzos.
Trabajaré sin descanso por la gloria de Dios y por la santa Religión, para
aliviar en sus fatigas a los demás. Me ofreceré a hacer cuanto pueda, y me
ocultaré toda en mi oficio, dejando la dirección a mi compañera, estando yo
allí solo para trabajar, para servir, para humillarme, y ser mandada como la
menor del Monasterio, para ser como decía (y lo confieso de corazón) la
gran Magdalena de Pazzi, noble y delicada joven, pero gran penitente y
humildísima: quiero ser el estropajo del Monasterio.
Dios mío, esto y más haré con vuestra gracia; pero si os apartáis un tanto
de mí, causaré un mal mayor al bien que ahora propongo hacer. A fin de que
esto no me sobrevenga para mi desgracia, -cosa que temo mucho pero más
confío en Vos- procuraré estar siempre unida a Vos y temeré apartarme un
instante de Vos, ya que un solo momento que me aparte de Vos, puedo
perderos, y perdiéndoos a Vos, todo lo pierdo.
Quiero verme reducida así con estos santos sentimientos a una agonía
espiritual, con la que quiero destruir todo mi amor propio, inclinaciones,
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