S O U L M A T E S (revista SasuNaruSasu) SOULMATES N°1 REVISTA | Page 31

Amputado por LaMueRtHeSitHa Naruto estaba frente a la ventana de su oficina de Hokage. Pareciera que observaba a la aldea que tanto confiaba en él, pero en realidad sólo veía su reflejo mientras abría y cerraba su mano derecha a la vez que subía con lentitud el brazo. Hacía un par de semanas que había comenzado a tener sensaciones extrañas en esa parte de su cuerpo. Sentía como si la ropa le estorbara y le apretara, también como si chocara con las per- sonas o cosas, pero nunca las tocaba ni siquiera las rozaba. Motivo por el cual empezó a llevar puesta su capa todo lo que podía, así se excusa- ba en su mente con que había sido una sensa- ción real y no un invento de su imaginación. Los problemas llegaron cuando sintió pulsacio- nes que le decían que le faltaba circulación en el brazo derecho. De inmediato fue a revisarse con los médicos, pero todos le dijeron que su brazo estaba en perfectas condiciones. Los días transcurrieron con el hormigueo que pasó al frío y después al ardor. Entonces un doctor lle- gó al último veredicto: síndrome de miembro fantasma. Su cerebro todavía no asimilaba que un miembro de su cuerpo había desaparecido. La única solución era que su red neuronal se ajustara a los cambios y aceptara la información real de las células renovadas. — Este síndrome es común considerando la gran cantidad de ninjas que al regresar de algu- na misión pierden una parte de su cuerpo — explicó el doctor. — Eso es a los días de que los pierden. Lo que a mí me pasó fue hace años. ¿Por qué ahora? ¿Por qué si tengo un brazo nuevo? — Lo desconozco. Sólo otro ninja ha presentado algo similar a usted y tampoco hemos llegado a una explicación — En un principio el doctor se negó a soltar información, ética doctor- paciente, mas no podía negarse al Hokage. El otro caso aislado era Sasuke Uchiha. Volviendo al presente Naruto seguía frente a su reflejo ahora flexionando sus dedos. Se repe- tía en voz baja que su otro brazo había desapa- recido y que las extrañas sensaciones, que ya se habían convertido en dolor, estaban sólo en su mente y que no eran reales. De repente alguien tocó la puerta y con rapidez se giró a su escrito- rio. Era Shikamaru, quien le entregó un mensaje de Sasuke sobre su reciente investigación. —Naruto, ¿estás bien? Estás sudando. —le men- cionó el de coleta mientras que el otro leía. —Claro que estoy bien, sólo tengo un poco de calor. —mintió. Estaba resistiendo las angustio- sas punzadas. Si el doctor llegaba a enterarse del malestar, le medicaría y no podía permitírselo. Ese mensaje no pudo llegar en mejor momento y se excusó con eso para ir a ver a Uchiha. De- bían buscar una solución para su síndrome. Al estar frente a frente sólo pudieron intercambiar un par de oraciones. Sasuke tenía prisa para lle- gar al siguiente punto de su misión, sin embargo al momento en que este le dio la espalda algo le detuvo. Sentía como Naruto le tomaba por su mano izquierda, mas eso era imposible. Volvió su vista al otro, sin dejar de sentir esa mano que le apretaba con suavidad. Naruto de mirar al suelo a un punto invisible, y tener sus brazos pegados a su cuerpo, cruzó su mirada azulina asombrada con él. — ¿Tú también lo sientes? — cuestionó el Hokage. Sasuke con sólo el semblante de su ros- tro le contestó con afirmación. El portador del rinnegan estaba tan sorprendido como él. El S.M.F. eran percepciones individuales, no co- lectivas. Lo que ellos les pasaba no tenía nada que ver con eso. Su dolor iba más allá de su cuerpo físico. Su sufrimiento sólo era un reflejo de sus deseos frustrados y el sentir que se toma- ban de las manos, no sólo hizo que el males- tar desapareciera, sino que les reconfortó. Sa- cándoles segundos después y de forma incons- ciente una leve sonrisa de paz. Siendo reencar- naciones complementarias, sus almas se anhela- ban. 31