Rumor de límites. Memoria del desasosiego (hacia las Pinturas Negras) FINAL DE LAS PINTURAS NEGRAS-QUINTA DEL SORDO | Page 66
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de extracción popular, por el contrario en muchas ocasiones fue quien or-
ganizó incluso partidas de guerrillas como sucedió con el cura Merino. La
Aristocracia en su mayor parte procuró ponerse a buen recaudo y hombres
como Aranda, Floridablanca o Jovellanos, estuvieron claramente del lado
realista, junto a ciertos sectores militares. Estos estaban divididos entre par-
tidarios de la monarquía y los proclives a limitar el poder real, más cerca-
nos a la burguesía liberal con los que llegar a una Constitución progresista
que nos equiparara a Inglaterra o Francia. Serían quienes terminarían
proclamando en Cádiz, en 1812, nuestra primera Constitución, que inten-
taba limitar el absolutismo real y desarrollar una incipiente participación
popular en un único Parlamento elegido por sufragio. Todo ello con grandes
limitaciones estamentales que no ponían en entredicho ni la figura del Rey
ni la única religión verdadera en el país -la católica-. Fue el momento entre
regalistas y afrancesados y dentro de estos los liberales “patriotas” y los
“doblemente afrancesados” partidarios de un gobierno de clara influencia
francesa. Instante, por tanto, de divisiones y miedo, de traiciones y delacio-
nes, de esperanza y lucha, que terminó con la llegada de un rey nefasto y
absoluto y con una parte de los personajes de nuestra cultura y sectores de
la incipiente burguesía más liberal en el exilio inglés y sobre todo francés,
como sucedió con Goya.
La Guerra de la Independencia trajo también como consecuencia,
aprovechando la debilidad de la metrópoli, el que las colonias americanas
en un proceso imparable iniciaran el camino de la emancipación, constitu-
yendo repúblicas independientes (a tenor de lo sucedió en Estados Unidos