Rumor de límites. Memoria del desasosiego (hacia las Pinturas Negras) FINAL DE LAS PINTURAS NEGRAS-QUINTA DEL SORDO | Page 65

65 más de cien metros de su casa. Es muy probable que lo presenciara y tal vez influyera en alguna de las pinturas como Duelo a Garrotazos, pero no lo sabemos. Es en este entorno donde Goya iniciará su etapa más expresionis- ta, su visión del mundo, ácida, crítica, escéptica y luminosa, a pesar de sus negros, en las enigmáticas pinturas murales aun cuando ya había comenza- do alguna incursión en Los Caprichos. En donde, como recogería la Gace- ta de Madrid, buscaba luchar contra la superchería y los vicios comúnmente aceptados, inserto ya en un pensamiento progresista de influencia ilustrada. Será el momento de su particular incursión plástica: Las Pinturas Ne- gras. Ya tras la Guerra de la Independencia la pintura de Goya, incluso en los retratos, se había vuelto dramática, sombría, aun cuando luminosa (ver Anexo III). Dejó de ser descriptiva, narrativa o costumbrista, para con- vertirse en expresión desgarrada, de la que saldrían obras como El dos de mayo o Los fusilamientos, y desde luego la más brutal crónica realizada hasta entonces de la brutalidad de la guerra, en 85 planchas denominadas Los Desastres de la Guerra. La guerra puso en evidencia algunas de las fracturas de las clases más influyentes (Iglesia, Aristocracia y Ejército) tanto en el terreno econó- mico como en el intelectual. En general el Alto clero, de extracción aristo- crática, siguió con posturas conservadoras que rechazaron sin ambages la ocupación (temían los ecos revolucionarios franceses), aun cuando tomaron posiciones ambiguas respecto a la participación en la guerra; el Bajo clero,