Rumor de límites. Memoria del desasosiego (hacia las Pinturas Negras) FINAL DE LAS PINTURAS NEGRAS-QUINTA DEL SORDO | Page 48

48 fundamentalmente) de nuestra sociedad entran en conexión con el momento histórico de la Ilustración (segunda mitad del S. XVIII), y que en nuestro caso a nivel político-económico denominamos despotismo ilustrado. Buenas intenciones reformistas capitaneadas desde la aristocracia más progresista, que quería continuar el control, pero adaptando los procesos económicos a las nuevas realidades comerciales e industriales de los países del entorno europeo, Francia e Inglaterra principalmente. En esencia un reformismo económico pero sin pérdida de poder político. Estos intentos reformistas tuvieron como escenario maneras violen- tas como el motín (1766) que tomó el nombre de Leopoldo de Gregorio, mar- qués de Esquilache, hombre de absoluta confianza del rey Carlos III. Su origen se amparaba tras una norma que intentaba regular las vestimentas tradicionales de los madrileños, el chambergo, un sombrero de ala ancha y la habitual capa larga, que permitía camuflar las espadas y otras armas con las que las reyertas violentas eran habituales. Se pretendió acortar las capas e introducir un sombrero de tres picos -tricornio- de origen francés. A quien se negase se le impondría una multa y una pena de prisión de doce días en la primera infracción. Sin embargo, esa excusa más trivial ( pero de mayor contenido emocional y por tanto más susceptible de manipular) de la seguridad estaba queriendo ocultar las causas de deficiencias seculares que padecía la mayor parte de la población, sometida a una monarquía abso- luta y a una presión eclesial insostenible, aún cuando entre los allegados al gobierno del Rey hubiera un cierto sentido ilustrado que iba impregnando algunos sectores de la aristocracia ya desde Fernando VI. El caso es que el