José A. Brieva
Aire marzo
Una mosca se ha estrellado contra un cristal de ventana;
mientras, en el limpio cielo,
el Dorado Pájaro Sin Un Nido
se abandona y pierde altura.
(Rabioso
el aire
empuja las nubes
a arañarse contra las veletas.)
Las larvas,
con sus promesas al hombro,
ya revientan de tiempo y plenitud.
(El aire
despeinado
se ladea
silbando apremiado entre los edificios.)
Bajo las tibias alquimias
de los pantanos
se perciben los latidos de lo nuevo.
(Los cabellos,
alertados por el aire,
vuelan lejos,
como para huir de las doloridas mentes.)
18