Ruido de pasos
Diálogo
A.—¿Has visto el mar?
B.—Sí, una navaja bruñida al sol.
A.—¿Y la luz?
B.—¿La que funde el espacio
donde se yerguen las nubes con su pulcra incertidumbre?
¿La que estalla sobre todo
y hormiguea por la tierra que sostiene los tupidos árboles?
A.—No, la que cabalga a la orilla del lago
sobre lomos incesantes.
B.—No, eso no es exactamente luz,
sino un mineral huidizo.
A.—Sí, hecho de cielo muerto en la máscara del agua;
y, bajo el agua,
los jardines destronados.
B.—Ceniza y lágrimas fue lo primero;
de ahí, el barro;
mucho después la palabra que repta sin dueño.
A.—¿La palabra?
B.—Espuma de animal herido y abandonado.
A.—¿Y la vida?
B.—El musgo que va creciendo en la espalda de la muerte.
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