Ruido de pasos
Mañana
Encaramado el sol en cada hoja
expandiendo silencioso la mañana;
su aura de ámbar oblicuo
sobre la tierra que mece temblorosa a lo que vive.
Los árboles,
con el viento,
un allegro assai,
catedrales para pájaros,
que con su quebrado canto se zambullen en la brisa.
La celeste luz del cielo, un féretro para guiños vegetales.
Y el rocío que aún dormita en la cara de las flores
se disuelve lentamente en un mar ligero y cálido.
En el clamor de este instante
en que el mundo celebra su carrera,
risa y llanto muestran su verdadero esqueleto:
aire viajero y fuego voraz.
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