RIE-UANL AÑO 1 VOL. 1 | Page 70

El juego es una actividad imprescindible para la evolución cognitiva, afectiva y social del niño y es necesario para un desarrollo integral, ya que permite las funciones básicas de la maduración psíquica al ser la actividad lúdica una función simbólica cuya meta es la manifestación creativa de la representación común. El juego simbólico es la aparición o surgimiento de un yo modificable a las necesidades del individuo., por lo tanto, al fallar la adquisición y utilización de la función simbólica, ya sea por causa de una discapacidad o deficiencia o bien como consecuencia de la no cobertura en las etapas del juego, esa nulidad de experiencias emocionales producidas en cada una de las etapas lúdica repercute de manera negativa desfasando su competencia social y académica. Por lo que se advierte la importancia en su maduración personal y la necesidad de potencializar en la infancia la práctica del juego espontáneo para que pueda lograrse los niveles adecuados en cada etapa evolutiva. El principio de funcionalidad al ser el primer contexto para el desarrollo de la inteligencia, la curiosidad y la iniciativa, que permite eliminar de manera inconsciente aquellos bloqueos que le impiden un cambio de actitud mental, logrando durante el juego la innovación efectiva en los rastros mnemónicos del cerebro humano. El juego es un instrumento facilitador del desarrollo afectivo, al poseer como característica una triple dimensionalidad de habituación lúdica: negativa, positiva y catártica. La condición del estado psicológico que provoca el juego en las personas, influye de manera importante en sus emociones, al potencializarlas de manera natural y espontánea. La Cognición y la Emoción son procesos mentales superiores, a través de ambos procesos los seres humanos interactúan adecuadamente con el mundo, memorizando, resolviendo problemas, discerniendo sobre una situación, comunicando y reflexionando., ambos tienen que ver con la 62