aula (propuesta curricular de grupo) o a nivel individual (propuesta curricular individual). En
este sentido, es importante reflexionar sobre el proceso de una adecuación curricular.
Por ejemplo García (2000), plantea dos tipos de adecuaciones curriculares en el momento
de su diseño, 1) las de acceso al currículo y 2) la de los elementos del currículo. Las primeras son
aquellas que utilizan una serie de recursos personales, organizativos que conciernen a los
materiales; en algunos casos, habrá que plantearlos de acuerdo a las necesidades de los alumnos
aludiendo que para los niños con discapacidad auditiva es necesario plantear un sistema
alternativo de comunicación. Las segundas son las más complicadas, pues se relacionan con el
proceso educativo, en el que la toma de decisiones para el docente se convierte en un reto, pues
tendrá que identificar la metodología, objetivos y contenidos que se pretenden alcanzar. Es la
que, de acuerdo a los niveles mencionados antes, se convierte en propuesta curricular adaptada
ya sea de centro, anual, de ciclo o individual.
Por otro lado, Manjó n (1995) denomina a las adecuaciones curriculares a partir de la
toma de decisiones del docente, en la que éste hace una adecuación significativa o no
significativa. Las adecuaciones no significativas se refieren a modificaciones que se realizan a
los elementos de la programación en su planeación diseñada para todos los alumnos del grupo y
grado; responde a las diferencias individuales en el proceso enseñanza y no implican
eliminaciones en los aprendizajes esperados. Es aquella que el docente realiza para que sus
alumnos consigan las competencias esperadas planteadas en el programa de educación básica.
Esta acción del docente es la que comúnmente utiliza en su ejercicio de acompañamiento en un
ciclo escolar cuando el ritmo de aprendizaje no se despega mucho de los demás niños de su
grupo.
45