dicha estrategia, su nivel de motivación y actitud se verá incrementado, logrando fortalecer su
desempeño de manera general en sus cursos académicos (Guenbaum, 2012).
En relación al aprendizaje de nuevos conceptos obtenidos a través de la lectura, Vermunt,
1992 citado por Van Bragt, Bakx, Bergen y Croon (2011) mencionan cinco conceptos a
desarrollar: en primer término la construcción de conocimiento construyéndose con la
fundamentación de conocimiento previo en una estructura de red; el uso de conocimiento de
acuerdo a valoraciones por parte del mismo estudiante en relación con su propia experiencia; así
como la capacidad de seleccionar datos a través de la retención de lo leído. En cuarto término, el
trabajo cooperativo de equipos de trabajos entre pares y como último elemento, la estimulación
construida a través de la necesidad de aprender nuevos conocimientos sustentados en la automotivación y necesidad de aprender para lograr resolver problemas y casos prácticos.
Dentro del concepto de estrategias de Aprendizaje, existen dos tipos de estrategias de
acuerdo a Ferla, Valcke y Shuyten (2009) que son: estrategias de profundidad y superficial. En la
primera se busca el comprender a través de actividades las ideas y datos relevantes y en la
segunda se busca la memorización y capacidad de reproducir a corto plazo lo estudiado sin la
intención de comprender a fondo o bien de aplicar dicho conocimiento.
Para lograr fortalecer las estrategias de profundidad, el docente debe seleccionar
actividades activas, de experimentación y reflexivas que permitan construir el conocimiento en
base a objetivos y competencias (Murphy, MacLaren y Flynn, 2009).
Cuando el estudiante tiene dificultades y problemas en su entorno educativo, se presenta
un grado significativo de estrés de acuerdo a Lazarus, 1999 citado por Robotham (2008). En este
caso, se debe de considerar que el estrés puede tener connotaciones positivas como el provocar
que un estudiante estudie más tiempo y haga un esfuerzo por sobresalir y por el otro lado, una
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