El concepto de habilidades de estudio es definido como la aplicación de facultades
mentales en relación a la adquisición de conocimiento así como de las técnicas y estrategias que
permitan al estudiante leer o escuchar informacion con el propósito de recordar información de
acuerdo a Harris y Hodges, 1995 citados por Richardson, Robnolt y Rhodes (2010). Para lograr
lo anterior, los cursos de educación superior deben desarrollar el pensamiento crítico así como
las habilidades de pensamiento en actividades que permitan construir el aprendizaje a través de la
solución de problemas y casos que vinculen la teoría y la práctica así como el contexto de
situaciones reales que permitan al estudiante desarrollar con creatividad las mejores soluciones a
estas situaciones con flexibilidad (Newman, 2008).
Por otra parte, es relevante que el estudiante realice un calendario de actividades que le
permita eficientizar el tiempo de estudio logrando así resultados sobresalientes. Sobre esta línea
de pensamiento, el estudio realizado por Nonis y Hudson (2010) subraya la relación entre el
tiempo dedicado al estudio y los resultados positivos, como la mejor solución. El desempeño del
estudiante incrementará en la medida en que sus hábitos de estudio, así como las habilidades y
actitudes sean consideradas de manera responsable por parte del estudiante (Yu, 2011).
Uno de los problemas más serios a los que se enfrentan los estudiantes universitarios es la
capacidad de comprensión en cuanto a la habilidad de sintetizar y extraer las ideas principales de
un texto, como los textos académicos especializados (Guenbaum, 2012).
Para tal caso, es pertinente realizar actividades de ejercicios de comprensión a través de
preguntas-respuestas, resúmenes y comentarios. Estas estrategias se podrán implementar de
manera oral para pasar a ejercicios escritos elevando la complejidad de textos en la medida en
que el grupo logre dominar dichas estrategias. En la medida en que el estudiante logre dominar
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