de asistencia a departamentos académicos dentro de la institución universitaria, han logrado
incrementar habilidades de liderazgo en los estudiantes de acuerdo a estudios realizados por Lu y
Lambright (2010).
La actitud positiva de un estudiante tiene una correlación directa con la calidad de
enseñanza y aprendizaje del profesor universitario. Dentro del desempeño en el aula, el volumen
de voz, contacto visual con el estudiante eleva el nivel de retención de nueva información de
acuerdo a estudios realizados por Coats y Smidchens, 1966; Patrick, Hisley y Kempler, 2000
citados por Hains-Wesson (2011). Por otro lado, en relación al comportamiento de los
estudiantes universitarios, estudios realizados por Saade, 2007 y Pierce, Stacey y Barkatsas, 2007
demuestran que las emociones, interés y creencias sobre el Aprendizaje afectan el
comportamiento y desempeño de los estudiantes (Kara, 2009).
De acuerdo a de Oliveira Pires (2009), la motivación se incrementa en la medida en que
el estudiante mantenga e incremente su nivel de satisfacción de su propio proceso de enseñanza y
aprendizaje. Para lograr un desarrollo constante de los niveles de motivación, Patrick, Gentry y
Owens, 2006 citados por Balduf (2009) sugieren la implementación de actividades obligatorias
con objetivos claros y beneficios que se obtendrán de éstas, con compromiso de comportamiento,
persistencia y la continua motivación monitoreada por parte del académico.
En relación a la concentración, se debe de considerar que el rango de tiempo de atención
de un estudiante, oscila entre los 10 a 15 minutos. De ahí la necesidad de variar la intensidad de
volumen de voz, uso de materiales audio-visuales y movimiento moderado en el aula para
mantener el grado de atención. Con respecto a la concentración, es recomendable que el docente
refuerce lo escuchado o visto a través de preguntas de verificación con la intención de motivar e
incrementar el nivel de concentración (Buke y Ray, 2008).
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