Revista Áurea Ed. 1 | Page 25

Irritabilidad: Ya sabemos que los chistes malos o flojos del compañero del lado no te los aguantas, pero si te fastidia hasta el “Buenos días” de la persona que te ofrece un tinto, pues parece que algo anda mal.

Comer en extremo o dejar de hacerlo: Los “chuches” o “galguerías” suelen ser un método para combatir la ansiedad, pero si estás acabando con todas las raciones para el apocalípsis, definitivamente el problema se va poniendo serio.

Si por el contrario, ni el plato especial de tu madre te provoca, estás perdiendo el apetito, y esto puede generar grandes problemas de salud en tu vida, no creas que adelgazar es lo único que puede pasar.

Vicio: El alcohol, el cigarrillo, las drogas, los antidepresivos, entre otros, empiezan a tentarte como “solución”. Esto en realidad, solamente alivia la sensación de una forma efímera, pero al final termina haciendo más daño que la misma enfermedad.

Sufrir de estrés va más allá del desespero generado por el trancón, el ruido del taladro del vecino que jamás terminará de remodelar su casa, o de la pataleta del primo consentido. El estrés viene representado en unas señales, y ¡Pilas pues! Porque puede que presentes alguna de ellas:

Apatía: ¿Se está cayendo el mundo y te da igual? Bueno, no es normal que ni siquiera te inmutes por lo que pasa a tu alrededor, somos seres humanos y es inevitable no recibir algún tipo de estímulo del exterior.

Depresión: Días malos los tenemos todos, pero si desde hace un largo tiempo tu estado de ánimo va de mal en peor, en definitiva hay algo te acongoja, y si además de todo, viene acompañado de los síntomas anteriores, es momento de tratarlo.

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