Espíritu y Vida
Tesoros en la Basura
P. Rafael López López, M.Sp.S.
Triste y angustiado, Víctor alquiló una excavadora
mecánica con el fin de remover los montones
de basura, en el lugar en que depositan estos
desperdicios. Pero todo fue inútil.
Sus amigos, que lo veían trabajar entre esos terrenos
malolientes de basura en descomposición, movían la
cabeza y, compadecidamente, murmuraban: “pero,
¿cómo se le ocurrió a Víctor dejar sus tesoros en la
basura?”
N
o hace mucho tiempo, leí en los periódicos
esta trágica historia, que me hizo reflexionar
provechosamente.
Se trataba de un buen marido que, por espacio de
varios años, había estado ahorrando algún dinero,
con el propósito de comprarle un auto a su esposa.
El tiempo pasaba y aquel capital aumentaba.
Lo malo del caso fue que, a Víctor Grant, se le ocurrió
guardar el dinero que iba ahorrando en las bolsas de
unos pantalones viejos para que, en esa forma, no se
diera cuenta su esposa y pudiera sorprenderla en el
momento oportuno con el regalo del nuevo coche.
Pero el sorprendido fue el esposo pues, un día en
que los recogedores de la basura vinieron a la casa
de la familia Grant, la señora sacó la basura y, junto
con la ropa vieja, se encontraban los pantalones en
los que Víctor guardaba sus ahorros.
Quizás tú o yo estemos cometiendo el mismo error
de Víctor y estemos guardando los tesoros divinos
que Dios, bondadosamente, nos ha dado, en un lugar
impropio, inseguro, de donde, descuidadamente,
puedan pasar al vaciadero de los desperdicios.
¡Espíritu Santo, danos la gracia de apreciar
correctamente el Don que el Padre nos ha ofrecido
con tanta generosidad y ternura!
Cuando Víctor quiso colocar en los pantalones sus
nuevos ahorros, no encontró los viejos pantalones.
Preguntó a su esposa y esta le dijo, simplemente, que
los había tirado a la basura.
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