Por lo tanto, estas relaciones muestran cómo se requiere de un sistema
abierto y flexible para recibir del entorno (ambiente) las diversas condiciones
naturales externas que se transforman en el origen del producto de cambio,
los cuales regresan al entorno, pudiendo algunos de esos elementos volverlos
al sistema. Para Chiavenato (2002b): “las organizaciones son sistemas
abiertos que interactúan dinámicamente con sus ambientes. Un sistema
abierto es aquel que mantiene intensa interacción (entradas y salidas) con su
medio, afectándolo y siendo afectado por éste” (pág. 76). De igual forma, es
necesario analizar acerca de la teoría del sistema abierto en base a Katz y
Kahn (2008a), por lo que conciben:
La teoría del sistema abierto, con su supuesto de la entropía,
hace hincapié en la íntima relación que existe entre una
estructura y el ambiente que le da apoyo, pues de no haber
insumos continuos, pronto la estructura se va a pique. De este
modo, una base crítica para identificar sistemas sociales la
constituyen sus relaciones con las fuentes energéticas que los
mantienen. (…) (pág. 17).
Seguidamente, las organizaciones, refiriendo a Pastor y García (2007):
deben ser percibidas como sistemas adaptativos complejos, pues son
sistemas autónomos, la autonomía de los elementos del sistema se muestran
en la adaptabilidad, la transformación, la mutación, el desarrollo de los
procesos correctivos de que se proceden de la sistematización, precisamente
en las características o propiedades que deben tener los recursos o entradas
que son percibidas del entorno externo de la organización, conjuntamente son
autoorganizados y autosostenidos, productos propio del mismo sistema, con
extensos periodos de estabilidad, dispersos en su estructura y funcionamiento
que, incomprensiblemente, permiten que estas organizaciones se estabilicen,
puesto que se trata de sistemas coherentes, aunque no homogéneos;
sistemas caóticos y complejos, pero ordenados en ese mismo desbarajuste
76
Artículo Arbitrado
social.