especialidad de Lengua y Literatura, 451 de la especialidad de Ciencias
Naturales, 430 de Ciencias Sociales, 322 especialistas de Educación Física,
246 de Educación Cultural y Artística, 164 especialistas en el nivel de
Preparatoria), que contribuyeron con sus aportes al proceso de construcción
de los documentos curriculares (pág. 3).
Como resultado de este proceso, como se aprecia en el citado informe
del Ministerio de Educación (2015b): se realizaron importantes cambios a la
propuesta, especialmente referidos a la selección y secuenciación de los
contenidos, los criterios y los indicadores de evaluación. A la vez que se
identificó la necesidad de elaborar materiales curriculares complementarios a
modo de guías de implementación de la propuesta curricular con
especificidades para cada área sobre cómo llevar el currículo al aula (págs. 6-
22).
Como hemos dicho con anterioridad, la propuesta elaborada no se
desarrolla por años de escolarización, y menos aún por unidades didácticas,
abordando exclusivamente el diseño de cada subnivel educativo. Este hecho
causó perplejidad en los docentes, que para poder llevar el currículo al aula
debían ahora realizar un importante trabajo en el segundo y tercer nivel de
concreción curricular, desarrollando un proyecto curricular propio en el seno
de la institución educativa, así como las programaciones anuales, las unidades
didácticas y las programaciones de aula.
Si bien este nuevo abordaje de la concreción del currículo permite
elaborar una propuesta educativa contextualizada a las necesidades e
intereses de las comunidades educativas, dado que el currículo ofrece esa
flexibilidad y tiene la apertura para que las instituciones educativas incorporen
los elementos que estimen precisos en su situación concreta, mediante un
proceso dialógico con su comunidad educativa, los docentes del magisterio
ecuatoriano no estaban preparados para ese reto. Como señalan Barrera,
376
Arbitrado
directivos de todo el país (593 de la especialidad de Matemática, 522 de la