dictan a las instituciones educativas y a los docentes los planes de estudio con
el más mínimo detalle, sin dejarles espacio para la toma de decisiones
relacionadas con su contexto.
Ante este escenario, los enfoques socio-constructivistas proponen una
responsabilidad distribuida entre los distintos niveles de toma de decisiones
del sistema educativo. Así, como recoge Kreisel (2016): el Estado diseña una
propuesta general, que es revisada y enriquecida por la institución educativa
con un proyecto curricular institucional, que posteriormente el docente puede
adaptar a la realidad de su aula mediante planificaciones y proyectos
específicos; definiéndose tres niveles de concreción curricular sucesivos que
permiten que las propuestas curriculares se adapten a los intereses y
necesidades específicas de una comunidad educativa y de un grupo de
estudiantes, mediante un proceso dialógico (pág. 5).
A continuación, revisaremos estos aspectos en las diferentes
propuestas curriculares que se han sucedido en el Ecuador durante las últimas
dos décadas.
2. Desarrollo
Tres momentos marcan la evolución del currículo en el Ecuador, las
reformas del año 1996, 2010 y 2016; previamente, los diferentes gobiernos
solo elaboraron programas de estudio que proporcionaban listas de contenidos
y que no podrían ser considerados como currículos en su acepción actual. La
primera reforma introdujo el concepto de destrezas en el currículo ecuatoriano,
con la intención de distanciarse de los modelos previos basados en la
transmisión de contenido netamente conceptual o cognitivo y con la
perspectiva de una educación más integral; además, esta reforma abordó, por
primera vez, el tratamiento de contenidos transversales en el currículo. La
segunda profundizó en el concepto de destrezas, agregándoles criterios de
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Arbitrado
educativos nacionales, hasta modelos completamente intervencionistas que