Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) han provocado
cambios trascendentales en los esquemas que el hombre como ser pensante
ha venido construyendo a lo largo de la vida en sociedad. Hoy en día
prácticamente no existe actividad alguna que no involucre el uso de las TIC,
debido a su vertiginosa evolución ha modificado la forma en la que se
adquieren y transmite el conocimiento, de allí que la educación como uno de
los más significativos procesos de evolución ha sido influenciada por la
inclusión progresiva de dichas tecnologías en el quehacer pedagógico.
Destaca González (2016): que “las TIC pueden ir más allá de ser
herramientas tanto para la Información como para la Comunicación,
constituyéndose en verdaderos elementos de apoyo en la formación
educativa” (pág. 495); con el fin de coadyuvar al fortalecimiento de una
educación de calidad.
En este contexto, los sistemas educativos a nivel mundial se enfrentan
actualmente al desafío de utilizar las TIC para proporcionar a los estudiantes
los conocimientos necesarios para su desenvolvimiento en el Siglo XXI.
En referencia a lo anterior, Delors (1996), sostiene que:
Los sistemas educativos deben responder a los múltiples retos
que les lanza la sociedad de la información, en función siempre
de un enriquecimiento continuo de los conocimientos y del
ejercicio de una ciudadanía adaptada a las exigencias de
nuestra época (pág. 32).
En el contexto educativo venezolano, las TIC poseen un marco
constitucional y curricular donde se han venido desarrollando grandes cambios
a nivel curricular, y de políticas educativas por parte del estado en el ámbito
de las TIC, con el fin de garantizar el acceso de la tecnología a las
comunidades, concretado en la creación de instalaciones que prestaran tales
servicios, como por ejemplo: los Centros Bolivarianos de Informática y
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Arbitrado
1. Introducción