Se comprende entonces que la educación inicial es un tiempo para
recrear experiencias y actividades lo más cercanas a la realidad cotidiana del
niño, proporcionando a éste el medio para que estas vivencias, le permitan
adquirir dominios y habilidades propios de la edad, suficientes y significativos
para que enfrente sus pequeños problemas, con sus pares, y dentro del
entorno que lo rodea.
2.2. La buena práctica profesional docente en el nivel inicial
Una buena práctica profesional del docente del nivel inicial según
Escobar (2014a): está en la motivación en el proceso de enseñanza-
aprendizaje, en la flexibilidad pedagógica; en el logro de la percepción en los
estudiantes respecto a sus propios aprendizajes; en su desenvolvimiento en
el contexto social; en la comunicación entre docente-dicente; y en la
inactividad o interacción dentro del aula (págs. 4-8).
El Ministerio de Educación Nacional (2013), señala que: la incidencia
de una buena práctica del profesor del nivel inicial, ocurre cuando se parte del
desarrollo y aplicación de proyectos áulicos que parten del interés del niño, se
recrea rincones para favorecer experiencias significativas, se aplica
estrategias didácticas activas, innovadoras, investigativas, con intencionalidad
de enseñanza, además de que en los ambientes generen la creatividad e
imaginación del niño, se propone juegos como forma de aprender; se
favorecen actividades que motiven el desarrollo motor grueso y fino; y se
recrea situaciones que fomentan habilidades socio-afectivas (pág. 27).
Según Soriano y Delgado (2011): el docente del mencionado nivel
inicia, influye en “la capacidad de interaccionar con los alumnos, en la
adaptación a diferentes situaciones, la motivación, la organización, y/o la
corrección de errores, empatía con los mismos, en el Ser-Saber estar y en la
capacidad de estar abierto a aprender” (págs. 9-10).
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Arbitrado
importancia de la educación inicial (pág. 7).