Revista Scientific Volumen 4 / Edición Especial - Septiembre 2019 | Page 59

epistémicos para el desarrollo de valores comunes, intereses, metas y proyectos académicos, fortalecer el talento humano que hace vida en la universidad y contribuir con la creación intelectual a cubrir necesidades de diversos contextos de la comunidad. En ese sentido, el enfoque es interpretativo, socio-crítico y autorreflexivo, del proceso innovador por parte del docente como ente motivador para la formación de una cultura científica colaborativa, invita a superar errores cognitivos y mitos culturales que dentro del proceso educativo rompe las barreras y parcelas disciplinares para compartir y a partir del otro u otros hacer ciencia. Según Huberman (1983), citado por Escudero (1988): El rol del profesor y su preparación profesional es decisiva en la realización del cambio, pero también goza de su propia entidad el papel del grupo de profesores, la función de los directores escolares, las funciones de apoyo de servicios externos y su organización a nivel regional o provincial. Sólo una adecuada complementariedad entre todas esas instancias y sujetos parece ofrecer algunas garantías más verosímiles para el éxito de proyectos innovadores (pág. 4). Dicho autor indica que, si los estudiantes no adquieren los conocimientos, se debe reforzar y cambiar el proceso de enseñanza para lograr el objetivo propuesto. En este sentido, el rol fundamental lo posee es el maestro, quien tiene la tarea de generar espacios de renovación de conocimientos. En consecuencia, Pérez (2004), citado por Arrieche (2018), afirma que: Cuando se habla de innovación educativa, esta supone una serie de transformaciones en todos los ámbitos, por ello sostiene que: Innovar no solo implica hacerlo desde el ambiente, sino transformar a las personas desde sus propias concepciones de aprender y de conocer, darse cuente que la innovación se da en las estructuras cognitivas y en la 58 Arbitrado valoración se puede definir el potencial que contemplan como espacios