Revista Scientific Volumen 4 / Edición Especial - Septiembre 2019 | Page 25

En Chile como otros países que actualmente son parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), han generado múltiples compromisos derivado de estos tantos pactos internacionales para que derechamente la educación pase a ser un derecho y no una situación privilegiada de solo unos pocos. De esta forma, Carrasco, Pàmies, Ponferrada, Ballestín y Bertran (2003), plantean que: Es necesario identificar en el análisis de los datos tanto el impacto del capital social “latente” sobre los resultados educativos como el impacto de las políticas y prácticas educativas sobre el capital social, es decir, sobre las posibilidades de su creación según las condiciones de interacción entre iguales (pág. 22). En el artículo, Estado y desafíos de la inclusión educativa en las regiones andina y cono sur, Infante (2007), citado por Claro (2007), se refiere a que: En Chile las políticas se diferencias en dos ejes, el de educación especial y el de educación intercultural. El primero promueve la integración e inclusión a través de las Escuelas especiales, Aulas Hospitalarias, y programas específicos de inclusión en establecimientos regulares vía trabajo en grupos diferenciales dentro de los establecimientos y la subvención de educación especial (1999), y como segundo eje, ubicamos el programa de educación bilingüe que promueve el diálogo entre escuelas y comunidades indígenas, selección de contenidos especiales por medio de la creación del subsector de Lenguaje Indígena, la asesoría de un especialista cultural y la contextualización curricular (pág. 182). En dicho artículo se facilita la información para comprender la inclusión con relación a otros países cuyos sistemas educativos son similares y cuya base central se ha centrado en la educación especial, conocida en Chile como inclusión educativa, según el Ministerio de Educación (MINEDUC, 2015b), ésta última: 24 Arbitrado 2.2. La inclusión educativa en Chile