en el aula tiene una semiótica, la cual se deriva de dimensiones o funciones,
como la instructiva la cual señala el conocimiento y dominio de la asignatura o
temática del profesor universitario, también la dimensión afectiva y
motivacional en la cual influye el discurso de manera subjetiva e intersubjetiva,
pues hay expresión de estados de ánimo o palabras afectivas y de estímulo.
Además de la dimensión social y ética, las cuales hay que resaltar debido a su
atribución en la acción forjadora del estudiante, en lo que respecta al desarrollo
personal y la realidad en la comunidad.
El tipo de rol del docente, también interviene en el discurso formativo ya
que argumenta que posición esta toma ante una situación o tema; pues
protagoniza las herramientas a utilizar y desarrollar en su área; esto representa
el pensamiento del docente y su forma de debatirlas. Es decir, el discurso
instructivo es un instrumento clave para la comprensión y mejora de la calidad
educativa, por tanto, la construcción de la realidad personal como formación
humana se explica, a través del discurso educativo y la intervención que el
mismo produce.
Cabe señalar que el discurso en general, y el discurso educativo
específicamente, no son una simple representación del pensamiento en el
lenguaje, sino que ha de ser tratado como un modo social de pensar (Mercer,
1996:94). Por ello, el discurso educativo es el responsable no sólo de la
construcción del conocimiento en el ámbito de estudio, sino también de la
propia realidad en la comunidad como parte de la interacción social.
2.3. El discurso ético en la formación del profesional de enfermería
Se puede decir, que con lo anterior definido con respecto al discurso
ético, se tiene una noción o idea de lo que representa el hablar con ética y
moral; pues el dialogo genera respeto, propiedad, creencia en lo que se está
transmitiendo. De este modo, el discurso ético en la formación del profesional
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Arbitrado
un impacto en el alumno. Según Martínez y Pérez (s.f.), el discurso del docente