modelar al estudiante y brindarle apoyo como investigador activo); b).
competencia (ámbito complejo y dinámico que se refiere a la experiencia y
conocimientos del tutor en el proceso de investigación, evidenciando así un
conjunto de destrezas no solo en lo epistémico, metodológico u ontológico sino
también en la comunicación y manejo adecuado de las relaciones
interpersonales, así como la planificación y administración de información
sobre el proceso de investigación); c). condiciones emocionales (ámbito
complejo que requiere la apertura afectiva e interés a nuevas experiencias, así
como la tolerancia a la fase de iniciación en la que posiblemente se encuentra
el estudiante). A modo de confirmación, Terán (2012c), manifiesta que:
La tutoría desempeña un papel preponderante en el desarrollo
de la investigación del trabajo de grado o tesis, varía según la
competencia y desempeño del tutor; la misma que se
operacionaliza con base a tres categorías: a). conocimiento
teórico-epistemológico; b). experiencia como investigador; y c).
experiencia en asesoría y acompañamiento académico… (pág.
59).
Ahora bien, estos tres elementos son muy similares a los planteados
por Ruiz (2006d), quien refiere que la competencia tutorial puede ser
instrumentalizada de la forma siguiente:
a). Amplio y profundo conocimiento de la temática objeto del Trabajo de
Grado, lo cual cuenta con tres dimensiones a saber: a.1.). formación
académica (dependiente del grado científico que se tenga); a.2). experiencia
profesional (años de ejercicio); a.3). experiencia como Tutor (número de
Trabajos de Grado asesorados).
b). Experiencia como investigador en el área temática, con dos
dimensiones que la conforman: b.1). conocimiento declarativo de aspectos
teóricos como paradigma, ontología, metodología o teorías específicas; b.2).
conocimiento procedimental, relacionado con saber cómo plantear el
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Arbitrado
demandados en el ejercicio de su labor, lo que en esencia se traduce en