Tal aseveración representa un aporte importante pues revela como las
vivencias, creencias y experiencias de la cotidianidad brindan un aporte fáctico
a la noción de función tutorial. No obstante, por sí solas, sin la sistematización,
reflexión, análisis y comprensión generadas desde un proceso de
investigación se convierten en procesos aislados que pudieran o no aportar
con veracidad y asertividad a la dinámica de producción de textos académicos
en el nivel de postgrado.
Ahora bien, sabiendo la importancia del Tutor para la realización de los
Trabajos de Grado en los Programas de Postgrado Venezolanos, se hace
necesaria su conceptualización. Para Ruiz (1996): el Tutor de Trabajos de
Grado es “…un docente – investigador que, en su carácter de experto, tiene la
responsabilidad de dirigir, de manera competente, la actividad académica del
estudiante asociado con todo el proceso de elaboración de su trabajo o tesis
de grado” (pág. 56). De allí se puede colegir cómo la función tutorial en el nivel
de posgrado, además de ajustarse a un contexto científico y académico
particular como parte de la gestión del conocimiento, requiere responder a las
demandas y exigencias sociales del momento, promoviendo alternativas para
reencaminar el transitar social en el contexto del progreso y desarrollo.
Aunado a ello, se espera que el Tutor contribuya primordialmente en el
proceso de formación de investigadores nóveles; esto requiere un conjunto de
elementos e intercambios propios de la vida académica de cualquier Programa
de Postgrado, en los que procesos como la alfabetización académica juegan
un papel fundamental de apoyo para el cumplimiento de la función tutorial, así
como el desarrollo de competencias en esta área.
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Arbitrado
instrumentos que guíen su desempeño; es por ello que en
ocasiones rigen su actuar basados en sus propias creencias y
experiencias previas, sin una reflexión continua de su quehacer
como formadores (pág. 83).