acción investigativa se presenta como un requisito imprescindible para el
profesional que ejerza dicha función. Este aspecto específico es un elemento
de relevante preocupación dentro de la gestión administrativa de los gerentes
universitarios ya que ubicar personal académico idóneo con este perfil
trasciende a únicamente cumplir con el primer requisito (tener el título
necesario para el nivel de postgrado en el que se espera trabajar); pues ser
investigador requiere de una labor continuada y sistemática, es una condición
adquirida con la práctica, es una actitud ante el entorno, una forma de vida
que filtra su cosmovisión con base en esa dinámica: investigar. De allí que ser
investigador, per se, es uno de los requisitos más difíciles de encontrar en los
Tutores, pero uno muy necesario para el desarrollo de óptimas competencias
tutoriales.
Esta serie de criterios para ser Tutor, representan un elemento
normativo para el desarrollo de las actividades de postgrado. Pero una visión
profunda sobre el tema apunta hacia un conjunto de competencias de tipo
profesional y personal como elementos esenciales para un óptimo desempeño
como Tutor. Al respecto, Díaz (2008): plantea que el Tutor constituye un factor
determinante para el éxito o fracaso en la elaboración del Trabajo de Grado
porque es el encargado de brindar al tutorado las orientaciones necesarias
para desarrollar el proceso de investigación; de esto se deduce que la tutoría
va más allá de un proceso meramente académico y requiere de un conjunto
de competencias que permitan alcanzar el propósito estratégico para el cual
se le contrata, que es coadyuvar en la elaboración del Trabajo de Grado.
De igual manera resalta lo planteado por Ruiz (2006c), cuando señala
que:
La mayoría de las instituciones que desarrollan programas de
postgrado enfrentan un problema... Se trata de la insuficiencia
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Arbitrado
conocimiento experiencia específicas al área de cada posgrado. Por tanto, la