cuidado de la vida del ser humano. La autora refiere además que el desarrollo
de la vocación de la enfermería se construye por medio de los factores,
condiciones y elementos que emergen desde el interior de cada persona que
elige ser enfermera(o), y se concatena con el desarrollo de las habilidades y
competencias para promover salud, prevenir enfermedades y brindar cuidados
humanos a la persona, familia y comunidad.
De modo que, cuando la vocación de ser enfermera(o), es parte de la
vida, se pasa a realizar la praxis con una óptima responsabilidad social,
brindando atención con calidad humana, donde más allá de la exigencia del
sistema de salud, esto conlleva a reconocer el qué, el por qué y para qué de
la profesión.
Debido a esto, es importante destacar que la vocación centra sus
propósitos en esa voz interior que conlleva a la persona a realizar acciones
que se entrelazan con el ser ontológico de la profesión, y que se
complementan con la formación y capacitación profesional.
En términos concisos, la vocación de enfermería está ligada a la praxis
que diariamente realizan éstos profesiones y que conllevan a una
internalización del proceder y el accionar fundamental como razón de ser del
cuidado humano.
Por esta razón la vocación de enfermería pasa a ser un precepto
individual, arraigado en la concepción del ser humano y complementado con
los más altos estándares de formación, para asumir y ejercer una praxis
cónsona con lo establecido en el ejercicio profesional.
Resulta oportuno destacar que la formación del profesional de
enfermería lleva consigo una serie de elementos axiológicos, teóricos y
humanistas que construyen los saberes enfermeros y permiten la reflexión
crítica constante del cuidado brindado, aflorando así la vocación como factor
indispensable en la esencia de esa acción humana.
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Arbitrado
está enmarcado en el beneficio que le otorga la praxis de la enfermería en el