presentes en su desempeño laboral, y funde un nuevo pensamiento de orden
superior que se corresponda con las demandas del momento, donde la
autopoiesis sea la principal condición de trabajo. Por tanto, la comunicación
educativa ha de ser de calidad, retando los procesos desde una visión
compartida, apostando hacia la autoestima y autoconfianza, tanto del docente
como del educando.
El docente actuará dando respuesta a las exigencias gubernamentales,
institucionales y sociales, cuidando de la seguridad biopsicosocial de los
educandos, y especialmente de los adolescentes, para generar confianza, y
orientarlos hacia el éxito, tomando el tema de la sexualidad, por ejemplo, como
premisa para el desarrollo del ser, estableciendo así, una sinergia que
incrementa las responsabilidades en el desempeño del ejercicio de funciones
docentes.
Éste ha de generar modelos de gestión transdisciplinario para que se
propicien las inter-funciones, de donde emerjan las soluciones viables y
operativas, considerando, desde mi punto de vista, una transversalidad que
funcione con unión disciplinaria para que, desde el epicentro de su totalidad,
se logren los cambios con base al conocimiento, en la redefinición de la
enseñanza de educación sexual en adolescentes. Interpretando a Balza,
(2011b), se tiene que partir del análisis integral consciente de todo cuanto
comprenden las realidades, en sus múltiples interacciones, para que se
avance hacia niveles profundos del significado en la resignificación de una
verdadera educación significativa.
La concepción del docente se dirigirá hacia el desarrollo integral del
individuo, en un desempeño competente, con nuevos esquemas mentales,
tomando en cuenta la visión hologramática, desde la hermeneusis de la
transcomplejidad que plantea Balza (2011c), en un nuevo modo de repensar
la enseñanza con cognición de orden superior, a partir de la logicidad
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Arbitrado
holístico. Esto demanda entonces, un docente que erradique viejas prácticas,