Uno de los problemas actuales que enfrentan los adolescentes es la
relación de familia, ya que se les dificulta comunicarse ambas partes, y más
cuando esa comunicación es en función de la sexualidad o del sexo. Es
importante que los adultos, maestros, especialistas o cualquier otro profesional
que esté involucrado con la enseñanza de niños, niñas o adolescentes inicien
el dialogo. Como adultos, cabeza de familia o responsables de velar por la
educación de los niños, deberían iniciar encuentros comunicativos, con el fin
de conocer, guiar, educar y orientar los aspectos relacionados al desarrollo
sexual y sus posibles conflictos. Es por ello, que la mayoría los padres ocultan
o esquivan conversaciones de este tipo, actuando como si los temas de sexo
o sexualidad no existiera. Por lo que creen, que callar es mejor que conversar
y más aun no darse por enterado de realidades sexuales.
Los padres no están preparados para asumir embarazos a temprana
edad, puesto que para ellos su hija menor de edad no ha iniciado su vida
sexual; cuando se enfrentan con estos conflictos sexuales, lo más razonable
es el dialogo y enfrentar la situación con naturalidad, tranquilidad, sin
recriminaciones ni amenazas, se debe tener presente que no será la primera
ni la última que atraviesa por un embarazo, por lo que se recomienda mantener
una comunicación fluida, que prevalezca la comprensión, el amor y la paz
familiar, y no caer en el desespero (Atlantic Internacional University, 2013).
En tal sentido, se hace un llamado a padres y maestros a prevenir y
para ello educar, educarse y orientar; pues es necesario enfrentar los riesgos
a los que están sometidos sus hijos o estudiantes que al buscar información,
esta es ofrecida de manera distorsionada, más aun si poseen una condición
especial, o los que no poseen bases familiares sólidas.
Este ensayo va dirigido a los padres y representantes de adolescentes,
para que se identifique con ellos, que comuniquen temas sexuales, puestos
que son muy complejos y requieren ser abordados sin tapuje, tabúes, ni
333
Arbitrado
3. Conclusiones