e informar tan igual como el que no la posee; es decir, que todas las personas
gozan de deberes y derechos normados por leyes. Por lo que, se invita a
respetarles su manera de actuar, pensar y expresar. Sin embargo, la población
especial o con discapacidad presenta un nivel más elevado de riesgos
relacionado al sexo o sexualidad, se hace necesario ofrecerles información
sobre noviazgo, enfermedades de transmisión sexual, uso de preservativos,
embarazos a temprana edad, entre otros. Si se educa esta población se tiene
la certeza de abrir abanicos de oportunidades y su integración sería menos
conflictiva.
Ahora bien, para la formación de las personas especiales existe un
agente sumamente primordial, que son los padres y los representantes como
figura familiar, es importante que compartan experiencias educativas o
saberes cotidianos que le puedan ayudar u orientar el manejo de la sexualidad
de sus hijos; generalmente se les dificulta enfrentar los conflictos de índole
sexual que atraviesan sus hijos y en especial, si es adolescentes. Se hacen
renuente a ese tema tan transcendental de la vida, no consideran que sus hijos
estén preparados sexualmente ni que tengan derecho de vivir una sexualidad
a plenitud.
Parafraseando a Gogna, Adazko, Alonso, Binstock, Fernández,
Pantelides, Portnoy y Zamberlin (2005): quienes consideran que comunicar es
informar y estos términos tan primordiales, deben siempre estar presentes en
la familia, más cuando de sexualidad se trata; padres e hijos tienen que
conversar con frecuencia, plantearse inquietudes, intereses y necesidades sin
tabúes ni prejuicios. Sin duda alguna que los temas sexuales no deben faltar
en las comunicaciones familiares, deben manejar o enfrentar diferentes
tópicos sexuales, considerando siempre en promover el dialogo entre ellos,
donde cada uno es informante del otro.
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Arbitrado
Cuando una persona posee alguna condición especial, se le debe tratar