los diferentes estudios, que si bien no se habla de sexo en los hogares, menos
aún por parte de los maestros. En consecuencia, la educación sexual debería
formar parte de la enseñanza escolar, debe proporcionarse de manera
adecuada e incluir a los padres en esa formación y orientarlos para que
aborden los temas en las casas y no espere a que otros la difundan.
Es importante mencionar, que al impartir educación sexual en las
escuelas, debería ofrecerse de manera participativa, comunicativa o dialógica,
la misma, debe generar debates o discusiones que permitan el esclarecimiento
de las dudas si llegase a plantearse, dilucidar las diferencias de los puntos en
común y plantear las vivencias sexuales. Se pretende que estos encuentros
fortalezcan las comunicaciones, beneficien la reflexión colectiva de la vida
sexual y faciliten las relaciones interpersonales entre los estudiantes que
andan en busca de la promoción o proyección de los derechos sexuales o
reproductivos; en pocas palabras, si es posible construir con la comunidad
escolar análisis crítico o reflexivo de su comportamiento sexual y la de sus
compañeros.
En el mismo orden de ideas, autores como Busquets, Cainzos,
Fernández y Leal (1997): plantean que la sociedad específicamente los
adolescentes, requieren ser escuchados y respetados, que se les otorgue el
derecho de participar en la triada escolar, que sus actitudes por vivir la
sexualidad sea aceptada y que se les permita defender sus propios derechos.
Continúan expresando los actores mencionados, que la sexualidad abarca
más que el acto sexual y la reproducción, ayuda a que las personas denoten
sus sentimientos y emociones, les permite adquirir nuevos aprendizajes y
decisiones necesarias para su vida adulta. Así como también, representa una
energía fuerte de constante movimiento, hacia el deseo, el placer y la
responsabilidad.
Hoy día, se imparte educación sexual, no se está en contra de ella, en
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Arbitrado
minoritario en la formación de estos temas sexuales; Continúan puntualizando