De ahí que para Guzmán (2010b), el desarrollo del ser implica “una
toma de conciencia acerca de sí mismo, así como de las manifestaciones,
reacciones,
necesidades,
fortalezas
y
debilidades”
(pág.
112).
Consecuentemente, si el individuo logra conocer cada uno de estos
componentes, puede con mayor facilidad desarrollar sus habilidades, manejar
situaciones de acuerdo con sus alcances, limitaciones y, potenciar su
personalidad.
Así, el proceso de desarrollo del ser permite el reconocimiento de la
condición humana, de su comportamiento individual y colectivo, para lograr la
convivencia con sus pares y su interrelación con el entorno para alcanzar los
niveles de subsistencia. Además, al tener el individuo claridad en las fortalezas
y debilidades (potencialidades) tendrá una perspectiva de las capacidades
para enfrentar situaciones con la toma y ejecución de decisiones efectivas y
oportunas basada en una ética profesional. Aunado a esto, le permitirá
engrandecer su condición humana, generar espacios que le accedan a unificar
sus habilidades, destrezas, conocimientos y gestión de valores propios de
acuerdo con el contexto en cual se desenvuelve.
De manera operativa, en el escenario de la ética y el desarrollo del ser,
a través de la potenciación de las habilidades para la vida permite trasvolar el
pensamiento lo que sabemos y las actitudes y valores lo que pensamos,
sentimos, creemos en destrezas ideales qué hacer y cómo hacerlo. El
individuo se da cuenta e internaliza, que a través la comprensión de su ser
interior se logra promover la participación y la capacidad de dar respuestas
creativas y oportunas, tanto de carácter individual como colectivo, para
abordar diferentes situaciones y realidades humanas.
De allí que, Odremán (2015), expone que la ética y el ser “representan
el conjunto de perspectivas, experiencias y pluralidad de significados
adquiridos en la práctica de un individuo, conjuntamente con la formación que
317
Arbitrado
interacción e información en los ciudadanos.